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Anecdotas

Una serie de historias recogidas en nuestro andar como predicador, que nos hacen reflexionar, y de algunos hermanos
que nos han hecho llegar, seguimos recopilando temas.

puede enviarnos al correo rvsandro@yahoo.com Pastor Sandro Romero, le colocaremos le daremos el credito e iglesia que nos los envia.




No te olvides del Pato

Había un pequeño nino visitando a sus abuelos en su granja. El tenia una resortera (catapulta) con la que jugaba todo el día, practicaba con ella en el bosque pero nunca daba en el blanco. Estando un poco desilusionado, regresó a casa para la cena. Al acercarse a casa, divisó al pato mascota de la abuela. Sin poder contenerse, usó su resortera y le pegó al pato en la cabeza y lo mato.

Estaba triste y espantado, y todavia en pánico, escondió el cadáver del pato en el bosque. Pero se dio cuenta que su hermana lo estaba observando. Lucrecia lo había visto todo pero no dijo nada. Despues de comer la abuela dijo, "Lucrecia, acompáñame a lavar los platos." Pero Lucrecia dijo, "Abuela, Pedro me dijo que hoy quería ayudarte en la cocina, ¿no es cierto Pedro? Y ella le susurró al oido: "¿Recuerdas lo del pato?" Entonces, sin decir nada, Pedro lavó los platos.

En otra ocasión el abuelo preguntó a los niños si querían ir de pesca, y la abuela dijo, "Lo siento pero Lucrecia debe ayudarme a preparar la comida." Pero Lucrecia con una sonrisa dijo, "Yo si puedo ir, porque Pedro me dijo que a él le gustaría ayudar." Nuevamente le susurró al oído "¿Recuerdas lo del pato?" Entonces Lucrecia fue a pescar y Pedro se quedó.

Transcurridos muchos días en que estaba haciendo sus propias tareas y las de Lucrecia, finalmente él no pudo mas. Fue donde la abuela y confesó que había matado al pato. Ella se arrodilló, le dio un gran abrazo y le dijo, "Amorcito, yo ya lo sabia. Estuve parada en la ventana y lo vi todo, pero porque te amo te perdoné. Lo que me preguntaba era hasta cuando permitirías que Lucrecia te tenga como esclavo.

¿Hasta cuándo permitirás que tus pecados sin confesar te mantengan esclavo? Hoy puedes gozar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios.



¿Que tal Confiamos?           

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria para él solo, por lo tanto subió sin compañeros.  Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo. Decidido a llegar a la cima, de pronto oscureció. La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.  Subiendo por un acantilado, a sólo 100 metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires... caía a una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad. Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida, pensaba que iba a morir... Sin embargo, de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos... SI, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.  En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedó más que gritar: "Ayúdame Dios mío..." De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó: "¿QUE QUIERES QUE HAGA?" "Sálvame Dios mío". "¿REALMENTE CREES QUE TE PUEDA SALVAR?" "Por supuesto Señor" "ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE..." Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y reflexionó...  Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron colgado a un alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza, con las manos a una cuerda... A DOS METROS DEL SUELO...  ¿Y tú? ¿Que tan confiado estás de tu cuerda? ¿Por qué no la sueltas?           



Amor de madre

Hace años una madre viuda, joven, viajaba a pie por las montañas de Escocia cuando le sorprendió una tempestad de nieve que le impidió llegar a su destino. A la mañana siguiente al hallarle helada, descubrieron que se había quitado toda su ropa exterior para abrigar con ella a su hijito a quien encontraron vivo gracias a tal protección.   El pastor que hizo el entierro de esta madre abnegada, solía contar con frecuencia esta historia como ilustración del amor de Dios, y asimismo su hijo, también pastor años más tarde.   Una noche el predicador contó una vez más esta emocionante historia y pocos días después recibió recado para visitar a un hombre muy enfermo quien le dijo:   -Usted no me conoce, porque aunque he vivido muchos años en esta ciudad nunca asistía a las iglesias; pero el otro día pasé por delante de su Iglesia y oyendo cantar me dio la vida para salvar a su hijo y explicó usted tan claramente que tal amor es una ilustración del amor de Cristo que dio su vida por nosotros, que por primera vez comprendí la grandeza de este amor. Yo soy aquel hijo por el cual su madre murió helada y he querido hacerle saber que mi madre no murió en vano. He aceptado a Cristo y muero salvo. El sacrificio de mi madre ha servido para salvar mi cuerpo y mi alma.



El valiente cantero    

Con cánticos de alegría salieron los canteros una mañana para empezar sus trabajos en la cantera cerca de Bristol, población importante en el Oeste de Inglaterra. Era el 31 de Marzo de 1868.   Aquí, unos están barriendo la dura roca caliza con barras de acero. Allí otros están midiendo con sumo cuidado los granos de la pólvora para las cargas; más allá un grupo considerable se ocupa de remover los escombros y la tierra del escenario de operaciones de ayer.   Pasa debajo de la cantera la línea de ferrocarriles entre Londres y Bristol y de vez en cuando corre un ten por el pedazo de línea descubierta entre dos túneles.   Ya están listos varios mineros y se encienden varias mechas al mismo tiempo se apresuran los hombres y muchachos a buscar los rincones y lugares libres de peligro, y pronto tres o cuatro detonaciones fuertísimas proclaman que las minas han producido su efecto esperado.   Entre la compañía había un obrero llamado Juan Chiddy. Su oficio era quitar la piedra desalojada por la voladura, y llevarla donde estaban los vagones del ferrocarril. Al hacer esto se removió una gran masa de roca que empezó a rodar y no paro hasta que Regó a la vía férrea y quedó precisamente sobre los raíles mismos.   Detúvose de terror el corazón de Juan, al ver que estaba interceptada la línea, y si no se quitaba aquella roca serían-sacrificadas centenares de vidas. Se descolgó rápidamente por la pendiente abajo con su palanca de mano, pero en aquel mismo momento pudo apreciarse el silbido de un tren que estaba en uno de los túneles. Tal vez sería ya tarde, porque era el expreso de Londres y tardaría sólo algunos segundos en atravesar el túnel. Tuvo Juan que tomar una decisión y esto con gran prisa. Hubo de decidirse con dejar estrellar el tren con toda su carga de seres humanos, o arrojarse a una muerte segura procurando quitar la roca de la vía. ¿Cuál iba a ser su decisión?   Con sumo cuidado observó el maquinista del expreso los signos, según volaba su tren. Ya se acerca a Bristol y al fin del viaje. Todo estaba expedito al entrar en el túnel, y el tren penetró haciendo retumbar las paredes de su estrecha prisión; ahora empieza a esclarecer y la luz del final del túnel empieza a ser vista por el maquinista, cada vez más clara; más allá se ven líneas de los raíles, que se acercan en su perspectiva y sobre la vía en la cual está volando el expreso, al salir del túnel, el maquinista ve horrorizado el gran trozo de roca en medio de la vía que impide su paso. Es imposible detener el tren; ya no hay más que algunos centenares de metros de distancia.   Pero todavía más horrorizado ve el maquinista que está penando un hombre para desviar la roca. Ya no queda tiempo. Con una mirada contempla la escena y cierra los ojos agarrado a su máquina Esperando el choque.   Prosigue el tren su vertiginosa marcha y no hay choque. Llega a la estación y pronto saben los pasajeros cuán inminente ha sido su peligro. Se les cuenta que han estado a dos pasos de la muerte; que la línea había sido interceptada por una masa de roca, y que un cantero le había arrojado de la vía un segundo antes del paso del tren; pero que había puesto su vida en lugar de la de los pasajeros, y que en la vía habían quedado los magullados restos de su salvador.   Cristo Jesús también puso su vida para que nosotros, los pecadores pudiéramos ser salvos de una catástrofe segura.   



Más que oro


Un jefe de una tribu africana dijo, cuando un caballero inglés ofreció dinero para salvar la vida de un esclavo: "No quiero tener dinero; quiero sangre". Y mandó disparar contra el que había sido condenado a muerte.   El caballero extendió su brazo para proteger al esclavo, y la saeta penetró en su brazo. "Aquí está la sangre, dijo el inglés, la doy por el esclavo, ahora me pertenece".   El esclavo le fue entregado y cuando éste recibió inmediatamente su libertad, dijo con abundante gratitud: "Usted me ha comprado con su sangre, siempre seré su esclavo". Y cumplió su promesa".   Qué buena ilustración de las palabras tan conocidas: "Habéis sido redimidos, no con plata ni oro, sino con su sangre preciosa.     



El testimonio del chino convertido


Un chino que se había convertido dijo:   Estaba caído en un pozo, casi ahogado por el barro, clamando que alguien me ayudara.   En eso apareció un anciano de aspecto venerable que me miró desde arriba y me dijo:   -Hijo, este es un lugar muy desagradable.   -Sí que lo es. ¿No puede usted ayudarme a salir?   -Hijo mío, me llamo Confucio. Si hubieras leído mis obras y seguido lo que ellas enseñan, nunca hubieras caído en el pozo.   Y con eso se fue. Pronto vi que llegaba otro personaje, esta vez un hombre que se cruzaba de brazos y cerraba los ojos. Parecía estar lejos, muy lejos.   Era Buda, y me dijo:   -Hijo mío, cierra tus ojos y olvídate de ti mismo. Ponte en estado de reposo. No pienses en ninguna cosa desagradable. Así podrás descansar como descanso yo.   Mí, padre, lo haré cuando salga del pozo. ¿Mientras tanto?...   Pero Buda se había ido. Yo ya estaba desesperado cuando se me presentó otra persona, muy distinta. Llevaba en su rostro las huellas del sufrimiento, y le grité:   -Padre, ¿puedes ayudarme?   Y entonces bajó hasta donde yo estaba. Me tomó en sus brazos, me levantó y me sacó del pozo. Luego me dio de comer y me hizo descansar. Y cuando yo ya estaba bien no me dijo: "No te caigas más", sino "Ahora andaremos juntos". Y desde entonces andamos juntos.   Así contaba el chino la historia de la compasión del Señor Jesucristo.  



El sacrificio de la señorita millonaria


Una señorita cristiana americana vino a hallarse en posesión de una cuantiosa fortuna que quiso administrar ella misma para fines caritativos.   Con tal objeto se propuso acercarse a los pobres para conocerles, y sintiendo que sus riquezas le eran un impedimento, colocó toda su fortuna en el banco de tal modo que ella misma no pudiera sacar nada en el término de un año. Alquiló una vivienda en uno de los barrios más humildes y trabajó para ganar su sustento. Así trabó muchas relaciones y en ocasiones fue ayudada por sus propios vecinos que compadecían su aparente desamparo. De este modo llegó a conocer experimentalmente los apuros de la pobreza y aprendió a distinguir entre los menesterosos dignos y los vagos de profesión. Anhelosa esperaba el momento de poder manifestar su verdadera condición y así pudo levantar y ayudar a muchos cuando el tiempo se cumplió. Los mismos pobres sentían un respeto sagrado por aquella mujer que de tal modo se había sacrificado y trataban de evitar que nadie abusara de su bondad para que ella pudiese cumplir sus propósitos del modo más eficaz.   Nuestro Señor se hizo pobre siendo rico por amor a nosotros. ¿No trata­remos de ser sus servidores y cooperadores del modo más leal?



La grandeza del amor

A principios del año 1951 se incendió un tranvía en la Avenida Chapultepec de la Ciudad de México. La gente, presa de pánico, se lanzó hacia la puerta y arrolló a una humilde sirvienta que llevaba una niña en los brazos  La heroica mujer cubrió con su cuerpo a su criatura, y cuando la gente dejó de pasar sobre ella, fue levantada gravemente herida, pero la niña no tenía un solo rasguño. La mujer murió el mismo día en el hospital pero con su muerte salvó la vida de su hija.   Esta es una ilustración imperfecta del amor de Cristo por las almas perdidas.

Una vida puesta en rescate por otras

Hace algunos años, un tren que atravesaba los vastos despoblados de los Estados Unidos, fue el escenario, de un espectáculo terrible. El fogonero del tren había abierto la puerta del horno para echar más carbón. En el mismo instante una columna de aire que entró por la chimenea arrojó una llamarada de fuego en el rostro de aquel hombre, quien loco de dolor abandonó su puesto, no cerrando la puerta como debía, lo que llevó a las llamas a prender fuego en el depósito del carbón.   La poderosa máquina marchaba a gran velocidad, y nadie podía ocuparse del control de la misma. Los viajeros que habían montado en aquel tren eran víctimas del miedo y el terror, viendo su trágico fin.   De repente José Sieg, el maquinista del tren avanzó entre las llamas hasta llegar a la puerta del horno; con un supremo esfuerzo cerró la puerta que estaba casi incandescente, parando el tren a continuación. Cuando volvió a salir de aquel mar de fuego su cuerpo estaba envuelto en llamas, y sin dilación se precipitó en el depósito del agua, para mitigar su dolor. Lo sacaron al momento, pero el cuerpo de aquel héroe, dio su espíritu, víctima de tan terribles quemaduras.   El tren ya había parado, y aquellos setecientos viajeros se habían congregado ante el cadáver de su salvador, mostrando en sus rostros el profundo agradecimiento que sentían hacia aquel que les había salvado la vida.   Cristo, puso su vida en rescate de muchos. Es preciso expresarle también nuestro agradecimiento.            



Los dos hermanos
  



En una escuela pública, un niño hizo una travesura, manchando los papeles del pupitre del maestro con tinta.   Cuando el tal llegó y lo descubrió, exigió a todos el nombre del culpable.   -¡López! -gritó un chiquillo.   -¡López, aquí! ordenó el maestro tomando la palmeta. Había dos hermanos del "sino apellido, y se adelantó el mayor, quien recibió estóicamente el fuerte y doloroso palmeteo.   De repente, el menor, llorando, se adelantó gritando:   -¡Señor maestro: No le pegue más! ¡No fue él, que fui yo el culpable!   El maestro dejó de pegar, intrigado, y pidió explicaciones:   -A ver, tú, López, el mayor: ¿Por qué te has adelantado para ser castigado sin protestar de tu inocencia? Habla.   -Porque él es más pequeño, menos fuerte, y está un poquito enfermo contestó el pequeño héroe.   El maestro, maravillado, le apretó sobre su pecho. -Muchacho -dijo nunca serás en tu vida más cristiano que hoy. Esto es lo que hizo Cristo por ti y por mí. ¡Dios te bendiga, hijito

          

LAS GRIETAS

"Lo que has oído de mi ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros"

2 Timoteo 2:2

Un cargador de agua en la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo que el llevaba encima de los hombros.

Una de las vasijas tenía una grieta, mientras que la otra era perfecta y entregaba el agua completa al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón. Cuando llegaba, la vasija rota solo contén a la mitad del agua.

Por dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía conseguir la mitad de lo que se suponía debía hacer.

Después de dos años le habló al aguador diciéndole: "Estoy avergonzada de mi misma y me quiero disculpar contigo"...

¿por qué? le preguntó el aguador.

Porque debido a mis grietas, solo puedo entregar la mitad de mi carga. Debido a mis grietas, solo obtienes la mitad del valor de lo que deberías.

El aguador se sintió muy apesadumbrado por la vasija y con gran compasión le dijo: "cuando regresemos a la casa del patrón quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.

Así lo hizo y en efecto vio muchísimas flores hermosas a todo lo largo, pero de todos modos se sintió muy apenada porque al final solo llevaba la mitad de su carga. El aguador le dijo:

¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino?. Siempre he sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de ello, sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde tú vas y todos los días tú las has regado.

Por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi maestro. Sin ser exactamente como eres, Él no hubiera tenido esa belleza sobre su mesa.

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero si le permitimos a Dios utilizar nuestras grietas para decorar la mesa de su Padre......" En la gran economía de Dios, Nada se desperdicia".

El Apóstol Pablo le decía a Timoteo "Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros" 2 Timoteo 2:2[comillas añadidas], esos hombres muy probablemente eran vasijas agrietadas, por sus grietas llevaban ese tesoro a otros, derramaban bendición por donde andaban. De ese modo la Palabra del Señor crecía en los corazones y florecía y daba frutos.

No te preocupes si ves que no alcanzas a llegar al final con toda la bendición, el conocimiento, el estudio, el trabajo, el amor o las fuerzas que esperabas; lo que se escapó por las grietas llegó a otros y floreció.

Se un obrero del Señor en donde estés, en tu trabajo, en tu estudio, en tu hogar, deja que Dios use las grietas que tienes para bendecir a los que te rodean.

Se un obrero del Señor, Sin bueyes el granero está vacío; mas por la fuerza del buey hay abundancia de pan Proverbios 14:4



Todo en Cristo es para bien

Un cristiano una vez deseaba comprarse una Biblia, después de mucho recorrer logró verla en una librería cristiana. Era muy preciosa; tapa fabricada en piel de cocodrilo, con unos bordes dorados en los bordes, hojas de calidad ultra fina, además mapas tridimensionales, notas de introducción y bosquejos de cada libro de la Biblia y muchas otras cosas deseadas de una buena Biblia de estudio. Era la más cara, y este hermano impresionado después de verla ,juntó mucho dinero hasta que la compró. Saliendo de la galería iba con su Biblia debajo del brazo, muy contento y mirándola de vez en cuando, y en medio del a calle se encontró con otro hermano de su iglesia, éste también quedó asombrado y con la boca abierta al ver la presentación aquel Libro del hermano, y después empezaron a conversar, cuando de repente ¡¡¡ZAS!!!! un ladrón arrancó del brazo la Biblia de este pobre hermanito, su amigo quedó mirando al ladrón ,mientras éste se perdía entre la multitud. Cuando de repente escucha una risa de carcajada del hermano que se compró la Biblia. El amigo impresionado le dice -¿Por qué no persigues al ladrón? El hermano seguía riéndose y el amigo más impresionado le dice: -¿Como te puedes reír de un ladrón te haya robado esa Biblia que tanto te costó? A lo que el hermano responde: - No me río de eso - ¿Entonces de que te ríes? - Del diablo, es que es muy tonto El amigo asombrado le responde: -¿Por qué dices eso? A lo que responde el hermano todavía riéndose: - Es que el diablo me robó la Biblia para que el ladrón se convirtiera.





La naranja y el ateo

Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio defendiendo la inexistencia de Dios.

Después de haber finalizado su discurso, desafió a cualquiera que tuviese preguntas a que subiera a la plataforma.

Un hombre que había sido bien conocido en la localidad por su adicción a las bebidas alcohólicas, pero que había encontrado recientemente liberación y esperanza en Cristo Jesús acepto la invitación y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente.

El conferencista le pidió que hiciera la pregunta; el hombre, continuó imperturbable pelando la naranja en silencio, al termino de lo cual, se la comió.

Se volvió al conferencista y le preguntó: "¿Estaba dulce o agria?"

"No me pregunte tonterías", respondió el orador con señales evidentes de enojo; "¿Como puedo saber el gusto si no la he probado?"

Y aquel hombre regenerado por el amor de Dios respondió entonces:

"Y ¿como puede usted saber algo de Cristo, si nunca lo ha probado?"



Un Milagro en la Sala General, Cama 22

Ocurrió por el tiempo de año nuevo. Sus ojos lucían tristes, no como en otras ocasiones en las que tenían un brillo especial de alegría. Junto a su cama, sobre la mesita de noche, el diagnóstico: la obstrucción del sistema nervioso hacia su pie izquierdo obligaba a pensar en la necesidad de amputar la pierna, a la altura de la rodilla. De lo contrario, corría el peligro de enfrentar terrible infección...

--No es posible—dijo la mujer de setenta años. --Yo tampoco quisiera hacerlo, pero su organismo no ha respondido a los tratamientos. Es la única salida--, sentenció el médico especialista. Lo dijo con la frialdad de quien debe prescribir soluciones extremas como esta todos los días.

No cruzaron más palabras. No hacia falta. El facultativo abandonó el pabellón. Otros enfermos esperaban la amputación en alguna de sus extremidades...

A su edad el perder su pierna sonaba trágico, más por tratarse de una mujer que como buena campesina había recorrido montañas y valles, al sur del Perú. Incluso en Quito evitaba utilizar vehículos de servicio público. Prefería caminar... Y recordó su tiempo como diaconisa en la Iglesia Evangélica. Había predicado sobre el poder de Dios en varios cultos para las damas. Hoy estaba en crisis y pensaba si Dios escucharía sus oraciones. Ese fue el comienzo de un largo período de clamor en procura de un milagro.

--No me opere todavía, doctor. Concédame unos días más. No importa el riesgo de un agravamiento. Asumo las consecuencias—le dijo al especialista dos días después, cuando fue a examinarla. El profesional se encogió de hombros, visiblemente molesto. Pero accedió...

Los extraños métodos de Dios...

Dios obra en formas misteriosas. Sus métodos no tienen lógica. Tampoco el tiempo que se toma para atender nuestras peticiones. Pero lo que sí es evidente es que nos oye y atiende el clamor de su pueblo. En este punto coinciden quienes han recibido milagros de sanidad.

Igual podría afirmarlo, si viviera hoy, el sordo y mudo a quien Jesús sanó. El hecho tuvo como escenario las proximidades de Galilea. El relato lo encontramos en:

Marcos 7:31-37 - Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis. 32Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima. 33Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; 34y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. 35Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien. 36Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. 37Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar.

Dios atiende a nuestras oraciones...

Una hermosa característica de nuestro amado Dios es la misericordia. Es un Padre que mira nuestra angustia y escucha nuestro clamor. Tal vez usted ha venido orando por un milagro, pero no ha visto la respuesta aún. No se desanime ni deje que lo embarque la desesperación. Jamás olvide que El, nuestro amado Señor, escucha las oraciones. El evangelio precisa que: “Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima”(versículo 32).

Dios obra de manera diferente

Las circunstancias que rodean una sanidad divina no son siempre idénticas en todas las personas y en todos los casos. La técnica que uso en esta ocasión debió parecer insólita a todos, pero fue eficaz: “Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto.”(versículos 33 y 34).

El obrar divino no es conforme lo creemos. Siempre es diferente...

Si no dudamos, los milagros ocurrirán...

Si decimos en oración: “Dios, obra en mi vida”, simplemente debemos estar preparados para su toque divino. No podemos, bajo ninguna circunstancia, darle lugar a la duda. Debemos simplemente creer que el Señor oye y atiende a nuestras oraciones...

“Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien” (versículo 35).

Usted está llamando a recibir ese milagro hoy... Tal vez quiera que intercedamos junto con usted en oración, cualquiera que sea su necesidad: física, financiera, espiritual o emocional. Si es así, no dude en escribirnos ahora mismo.



LOS CLAVOS Y LOS AMIGOS

Había un niño que tenía muy mal carácter. Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma debería clavar un clavo en la cerca de atrás de la casa. El primer día el niño clavó 37 clavos en la cerca... Pero poco a poco fue calmándose porque descubrió que era mucho más fácil controlar su carácter que clavar los clavos en la cerca.

Finalmente llegó el día cuando el muchacho no perdió la calma para nada y se lo dijo a su padre y entonces el papá le sugirió que por cada día que controlara su carácter debería sacar un clavo de la cerca. Los días pasaron y el joven pudo finalmente decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca... entonces el papá llevó de la mano a su hijo a la cerca de atrás... Mira hijo, has hecho bien... pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca... Ya la cerca nunca será la misma de antes... Cuando dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como éste agujero en la cerca... Es como meterle un cuchillo a alguien, aunque lo vuelvas a sacar la herida ya quedó hecha... No importa cuántas veces pidas disculpas, la herida esta ahí...Es por eso tan importante saber decir PERDON a tiempo o a destiempo... solamente el perdón trae sanidad a esa herida. Una herida física es igual de grave que una herida verbal... Los amigos son joyas verdaderas a quienes hay que valorar... Ellos te sonríen y te animan a mejorar... Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte...

Demuéstrales a tus amigos cuánto los quieres...














EXISTE DIOS?


Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello, entablo una conversación
con la persona que le atendió.

De pronto, tocaron el tema de Dios.

El barbero dijo: Yo no creo que Dios exista, como usted dice.
Por que dice usted eso? - pregunto el cliente.
Es muy facil, al salir a la calle se da cuenta de que Dios no existe.
O...digame, acaso si Dios existiera,?habría tantos enfermos? Habria ninos
abandonados? Si Dios existiera, no habria sufrimiento ni tanto dolor para la
humanidad. No puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas
cosas.
El cliente se quedo pensando, y no quiso responder para evitar una
discusion.
Al terminar su trabajo, el cliente salio del negocio y vio a un hombre conla
barba y el cabello largo. Entro de nuevo a la barberia y le dijo al barbero.
Sabe una cosa? Los barberos no existen.
Como? Si aqui estoy yo.
No...! dijo el cliente, no existen, si existieran no habria personas con el
pelo y la barba tan larga como la de ese hombre.
Los barberos si existen, es que esas personas no vienen hacia mi.
Exacto...! dijo el cliente.
Ese es el punto. Dios si existe, lo que pasa es que las personas no van
hacia el y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.
















 
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